Según los padres y profesores la adolescencia es la etapa más difícil en la crianza y durante años el cambio de hormonas han sido las únicas culpables.
Jayne Blakemore catedrática y profesora de neurociencia cognitiva del “University College London” tiene otra teoría sobre la edad del pavo.
Durante años Blakemore ha hecho un estudio del cerebro adolescente y dice «Hasta hace unos 15 o 20 años no sabíamos que el cerebro se desarrolla en la adolescencia».
Hasta entonces, se suponía que el comportamiento de los adolescentes se reducía casi por completo a los cambios hormonales en la pubertad. Con que frecuencia escuchamos algo como «Vaya semanita me está dando mi hijo mayor, parece que sigue en la edad del pavo».
En una instantánea los mayores se quedan confusos porque sus queridos pequeños se han transformado en extraterrestres. Ya no quieren cogernos de la mano en público, dejan de querer estar con nosotros, se rebelan, son contestones, …etc. Los mayores tratan con todas sus fuerzas comprender y manejar este comportamiento anormal sin éxito. De la calma a la tormenta, de la euforia a la pasividad, de la empatía a la rebeldía, del altruismo al egocentrismo nos tiene mareados.
Blakemore dice que sería una equivocación asumir que este fenómeno es nuevo y solo se concentra en la sociedad occidental.
Se reveló que los jóvenes de 15 años que viven en el desierto de Kalahari en África también se quejan de tener que levantarse temprano. Sócrates dijo que los adolescentes tienen «malos modales, desprecio por la autoridad, y muestran falta de respeto a los mayores .»
Blakemore explica que los escáneres cerebrales y los experimentos psicológicos han descubierto que la adolescencia es un período crítico de cambio neurológico, gran parte del cual es responsable de las características únicas del comportamiento adolescente. Según Blakemore, lejos de ser una versión defectuosa o inferior de un cerebro adulto, la mente adolescente es única y bella. «Los adolescentes», dice con ternura, «son geniales».
Los adolescentes están pasando por una etapa importante de su desarrollo por la que deben atravesar. La mayoría de los padres no saben que sus adolescentes están experimentando tal transformación. Este desarrollo neurológico es esencial porque la función biológica de la adolescencia es la creación de un sentido del yo.
Los adolescentes logran esto mediante la creación de nuevas lealtades, independientemente de sus padres, razón por la cual sus amistades de repente se vuelven tan visceralmente importantes. Nada importa más que la aprobación de sus amigos, «Eso trae consigo una hipersensibilidad a ser excluido por amigos».
Blakemore demostró esta hipersensibilidad con un experimento en el que se les pidió a los adolescentes jugar a un juego de captura en línea, con lo que creían que eran otros dos jugadores de su misma edad.
De hecho, el juego fue con una computadora programada para excluir a los participantes, que se encontraron viendo pasar la pelota entre dos jugadores en la pantalla que decidieron no incluirlos.
Se repitió el experimento con adultos y se descubrió que mientras el juego reducía el estado de ánimo y aumentaba los niveles de ansiedad de todos los participantes, el efecto fue dramáticamente mayor para los adolescentes.
Es esta hipersensibilidad a la exclusión social que, principalmente, explica la asunción de riesgos por parte de los adolescentes. En realidad, están adoctrinados sobre los riesgos como fumar, beber, las drogas y las relaciones sexuales sin protección. Pero en el preciso momento, cuando están con sus amigos, y sus amigos fuman o beben o lo que sea, les es increíblemente difícil resistirse».
La autoconciencia aguda es otra consecuencia de la preocupación de los adolescentes con la aprobación de los compañeros. El término «audiencia imaginaria» fue acuñado por un psicólogo en la década de 1960 para describir el fenómeno por el cual los adolescentes se imaginan que otros los están observando y juzgando constantemente.
La propensión ilimitada de los adolescentes a la vergüenza a veces puede parecer extraña, pero tiene mucho sentido. Al igual que la mayoría de los adultos empujados a un escenario, los adolescentes que creen en su público imaginario no quieren nada más que integrarse y el trabajo de Blakemore le ha ayudado a dar sentido a su propio yo ruborizado.
Los padres se preocupan por la obsesión de sus adolescentes con las redes sociales y los selfies, pero Blakemore dice que es solo la consecuencia lógica de que la tecnología haga real a su audiencia imaginaria. «Así que no creo que tenga sentido tratar de erradicarlo». No va a parar».
Del mismo modo, debemos dejar de preocuparnos por los adolescentes que desean dormir toda la mañana. Nuestros ritmos cardíacos están determinados por una parte del cerebro que regula la síntesis de melatonina pero, después de la pubertad, la melatonina comienza a producirse más tarde por la noche, lo que explica por qué los adolescentes se sienten completamente despiertos hasta altas horas de la noche y les resulta difícil levantarse por la mañana.
Considerarlos perezosos es tan ilógico e injusto como considerar a un niño de dos años que necesita una siesta al mediodía. Y sin embargo, a diferencia de los patrones de sueño de los niños pequeños, las necesidades particulares de los adolescentes se ignoran en gran medida.
Consejos para adultos y profesores
- Cuando tu hijo o alumno tiene un arrebato clásico de adolescente en lugar de reaccionar, intenta imaginarte en el interior de su cerebro.
- Comunicación, la mejor herramienta. Es usual que los padres les hablen mucho a sus hijos y les escuchen poco. Escuchar sus opiniones, sentimientos, alegrías y dificultades constituye un aspecto determinante para lograr la confianza del adolescente porque constituye el verdadero diálogo.
- Es fundamental hablar a los adolescentes con respeto y siempre como personas, ya que dejan de ser niños para comenzar a ser adultos y deben darse cuenta de que eso conlleva, entre otras cosas, equivocarse para poder utilizar los errores como aprendizaje.
- Dejarles tomar sus propias decisiones con la posibilidad de conocer las posibles consecuencias. En definitiva, hacerles saber que son importantes y que su opinión cuenta tanto o más que la nuestra.
La adolescencia es un momento de encontrar la propia identidad y explorar los intereses, pasiones, gustos y aversiones de uno. Las escuelas deben diseñar experiencias de aprendizaje grupales y personalizadas con senderos de actividades amplios, no limitados, que permitan y promuevan este tiempo de exploración. Lograr resultados estratégicos requerirá una variedad de enfoques tácticos.
Es importante recordar que la adolescencia es un período de vulnerabilidad, también es un momento de enorme creatividad, que debe ser reconocido, nutrido y celebrado.
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